En una casa baja construida con paja y situada en el
valle de Namsan vivía una pobre pareja, el señor y la señora Huh Saeng. El esposo
se encerró durante siete años y solo leyó libros en su fría habitación… Un día
su esposa, arrasada en lagrimas, le dijo: “Mira buen hombre, ¿de qué sirve leer
tantos libros? He pasado mi juventud lavando y cociendo para otras personas y,
sin embargo, no tengo ni una chaqueta ni una falda que pueda usar y no he
tenido alimento que llevarme a la boca durante los tres últimos días. Estoy hambrienta
y helada. ¡No puedo soportarlo más!...”. Al escuchar éstas palabras, el sabio
de mediana edad cerró el libro… se puso en pie y… sin decir otra palabra
abandonó la casa…Al llegar al corazón de la ciudad, detuvo un caballero que
pasaba. “¡Hola, amigo mío! ¿Quién es el hombre más rico de la ciudad?” “¡Pobre aldeano!
¿No conoces a Byón-ssi, el millonario? Su brillante casa cubierta de tejas y
dotada de doce puertas se encuentra allí
mismo.” Huh Saeng dirigió sus pasos hacia la casa del hombre rico. Tras entrar
por la puerta grande, penetró por la puerta abierta de la habitación de
invitados y se dirigió al huésped; “necesito 10,000.00 yang de capital para mis
negocios comerciales y quiero que me prestes el dinero”.
“Muy bien, señor. ¿Adónde debo
enviar el dinero?” “Al mercado de Ansóng a cargo de un mercader a comisión.” “Muy
bien. Se lo enviaré a Kim, que realiza
los mejores negocios a comisión del mercado de Ansóng. Allí tendréis el dinero.”
“Adiós, señor.”
Cuando Huh Saeng se marchó
todos los otros invitados en la habitación preguntaron a Byón-ssi por qué daba
tanto dinero a un extranjero que tenía aspecto de pordiosero cuyo apellido les
resultaba desconocido. Pero el rico contestó con un rostro triunfante: “incluso aunque iba vestido con harapos,
hablaba con claridad hasta el punto de que no denotaba vergüenza o
inferioridad, a diferencia de la gente corriente que quiere que se le preste
dinero para una deuda de poco pelo. Un hombre así o está loco o confía en sí mismo al hacer negocios. Pero
a juzgar por sus ojos intrépidos y por su vos resonante, es un hombre poco
corriente con un cerebro sobrehumano, digno de mi confianza. Conozco el dinero
y conozco a los hombres. El dinero a menudo empequeñece a los hombres. Pero un
hombre como él engrandece el dinero. Estoy encantado de haber ayudado a un gran
hombre a hacer un gran negocio”.
HA TAE-HUNG.
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